VOLUMEN 19,  CUARTA EDICIÓN,   Enero, 2001

Volumen 19 Cuarta Edición Índice

 
 

Activistas del Proyecto de Tóxicos Militares Luchan para Proteger Salud de la Comunidad y de Veteranos:
EHC y  Comunidades Impactadas Demandan Responsabilidad Medioambiental de los  Militares

¿Qué tienen en común un obrero en Texas, una madre en Tennessee, una anciana Yu’ pik en Alaska, un activista en Puerto Rico, un veterano de la guerra en Wisconsin y una jubilada en California? Todos son vecinos de bases y operaciones militares de Estados Unidos. Y como resultado, todos padecen serias consecuencias de salud y seguridad.

La gama de efectos nocivos a los vecinos y a los veteranos a causa de operaciones en las bases militares, es amplia y a veces mortal. Los vecinos de las bases militares están expuestos a riesgos más altos de cáncer debido a tóxicos en el aire, contaminación de las cuencas de agua potable, altas cargas corporales de elementos radioactivos y tóxicos al ser expuestos a las emisiones de armas químicas no detonadas y amenazas a la seguridad debido a incineradores y reactores nucleares cercanos a áreas densamente pobladas.

Mucha gente ya no está dispuesta a pagar el alto costo de la vida cerca de las operaciones militares. Se están organizando y están luchando.

En 1990, la Coalición de Salud Ambiental se convirtió en miembro fundador del Proyecto de Tóxicos Militares, uniéndose a otras organizaciones de base para reducir los impactos de las operaciones militares y de la contaminación a los vecinos. El proyecto ahora representa a 400 organizaciones comunitarias, tribus nativo-americanas, grupos de veteranos e individuos con el propósito común de lograr que en las bases militares de EE.UU. y en las instalaciones de sus contratistas se promueva el saneamiento, el acatamiento a las leyes y la prevención de la contaminación.

"Los militares son diferentes a cualquier otro contaminador," dijo Laura Hunter, Directora de la Campaña de EHC para una Bahía Limpia. "Operan fuera de la democracia, operan en secreto y son inmunes a muchas leyes ambientales."

En noviembre, EHC fue anfitrión de una conferencia de la Red Anti Contaminación en las Bases del Proyecto de Tóxicos Militares. En la audiencia pública congresional el 11 de noviembre, funcionarios locales electos y designados escucharon opiniones públicas sobre el Military Environmental Responsibility Act, MERA (Acta para la Responsabilidad Medioambiental de los Militares), propuesta legislativa federal que ordena que los militares cumplan con las mismas leyes ambientales y de seguridad que otras entidades. Los miembros del proyecto que asistieron y  compartieron historias sobre los efectos que causan las operaciones militares en sus comunidades.

Como se informó en el último número de Toxinformer, una encuesta llevada a cabo a nombre de EHC por el Laboratorio de Investigaciones de Ciencias Sociales de la Universidad de California San Diego, reflejó que el 66% de los Sandieguinos están a favor de que a la Marina se le haga cumplir con las mismas leyes y líneas directivas de protección ambiental a las que son sujetas otras industrias. De acuerdo a este objetivo, EHC ha trabajado en conjunto con el Congresista de los Estados Unidos Bob Filner para redactar en borrador el Acta para Responsabilidad Medioambiental de los Militares (MERA.) De ser aprobada, la legislación eliminaría la inmunidad y las salvedades de los militares en lo que respecta a las leyes ambientales y de seguridad federales y estatales.

"En 1970 y 1980 tuvimos grandes éxitos en este país legislando leyes ambientales," dijo Filner. "Y aún así, resulta que las fuerzas armadas, unas de las organizaciones más grandes, económicamente poderosas y capaces de dañar el medio ambiente, no están sujetas a estas leyes."

Pedro Nava, de la Comisión Costera de California y Patricia McCoy, Regidora de Imperial Beach, se unieron a Filner durante la audiencia de noviembre. Nava fue informado, en una serie de audiencias públicas celebradas a principios del año pasado, sobre los impactos que causan los portaaviones nucleares y de la imposibilidad de la comisión para regular a los militares. Se impresionó al encontrarse con el serio compromiso y con lo bien informados que están muchos miembros de la comunidad que testificaron con respecto a la necesidad de aumentar la protección.

"Me preocupan los riesgos que imponemos a la clase trabajadora en nombre del estado de preparación de los militares," dijo Nava."Me preocupa que no demandemos de los militares el mismo cuidado que le exigimos a los negocios."

McCoy conoce muy bien la arrogancia de la Marina cuando se trata de alternar con las comunidades locales. En 1999, los primeros de los cientos de camiones planeados, cargados de sedimentos contaminados que fueron dragados de la bahía para permitir la profundidad necesaria para que entraran portaaviones nucleares a la Bahía de San Diego, ya habían llegado a Imperial Beach a tirar los sedimentos antes de notificar a las autoridades locales. Acción inmediata por parte del Consejo de la Ciudad expuso esta parodia a los medios de comunicación y la Marina, enfrentándose con una pesadilla de relaciones públicas, dio marcha atrás a su decisión.

"Creo que lo que me da más pauta para preocuparme es la creciente desconexión y falta de respeto por la tierra que nos alimenta a todos nosotros. No importa donde te encuentres, si en la América corporativa o en los niveles económicos más bajos. Todos estamos juntos en este lugar y tenemos un deber para con la tierra y para con todas las criaturas vivas. Tenemos la obligación de restaurar lo que hemos hecho," dijo McCoy. "No queremos que los militares envenenen a la misma gente que se supone que deben estar protegiendo."

Puerto Rico: ¿Podrán llegar la paz y la justicia a Vieques?

Por muchas décadas, la Marina de los Estados Unidos ha ocupado gran parte de la isla puertorriqueña de Vieques, usándola para sus prácticas de bombardeo, entre otras cosas. Pero Vieques no es una isla abandonada. Es el hogar de 9,000 de los puertorriqueños más indigentes. Años de operativos militares, entre ellos el reciente descubrimiento del uso de balas de uranio reducido, han causado serios efectos negativos a la salud y a la calidad de vida de la gente de Vieques.

Después de que el año pasado un trabajador civil murió a consecuencia de una bomba de la Marina, el movimiento para acabar con la presencia de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en la isla se ha intensificado. Robert Rabin, orador principal de la conferencia de noviembre, coordinó el Campamento de Paz y Justicia que se instaló en el campo de bombardeo de la Marina y que dio como resultado la suspensión temporal de los ejercicios militares. Agentes arrestaron a 216 manifestantes en el campo de bombardeo el mes de mayo. Desde entonces, los manifestantes han vuelto a entrar al campo de bombardeo muchas otras veces, resultando en más de 1,000 arrestos.

"El Comité Pro Rescate y Desarrollo de Vieques, apoya decisivamente el Acta para la Responsabilidad Medioambiental de los Militares (MERA) como un mecanismo que podría acabar con la irresponsabilidad militar en relación con el medio ambiente y con la salud de la gente vecina a sus instalaciones," declaró el Sr. Rabin. "En Vieques, luchamos por la desmilitarización, descontaminación, por la restauración de las tierras y porque en un futuro, la comunidad tenga bajo su control desarrollo económico sostenible. El buen uso de las tierras de Vieques a manos de nuestra comunidad depende del nivel de saneamiento ecológico que se le exija a la Marina antes de desalojar."

Memphis, Tennessee: Un Depósito Cerrado de la Defensa Causa Pesadillas a la Comunidad

Cuando la abuela de Doris Bradshaw falleció a causa de un cáncer extraño, Doris se preguntó ¿porqué? Un número cada vez más alto de mujeres en su vecindario padecían abortos espontáneos y enfermedades renales. Bebés nacían con malformaciones genéticas y a niñas, no mayores de quince años, se les diagnosticaba cáncer. Algo andaba mal.

Doris Bradshaw, ahora presidenta de la mesa directiva del Proyecto de Tóxicos Militares, investigó qué era tan "exclusivo" del entorno ambiental de su vecindario. Lo que descubrió fue alarmante. El Departamento de la Defensa había operado un depósito secreto de armas de guerra química en el centro de esta comunidad residencial negra. La escuela preparatoria local está contigua a la zanja que recibía los escurrimientos contaminados del depósito.

"El Departamento de Defensa en Memphis no trata asuntos de salud y nos dijeron que no nos pueden reubicar lejos de este lugar," dijo la Sra. Bradshaw.

No todas estas exposiciones a tóxicos fueron de operaciones militares pasadas. Recientemente, los militares liberaron en la comunidad un gas tóxico utilizado en armas químicas. Los ciudadanos no fueron notificados de la liberación del gas hasta casi diez días después. Los residentes dijeron que el que no se hubiese informado al público en general de la liberación del gas es sólo el ejemplo más reciente de racismo ambiental.

"Hay personas que viven a 5 metros de donde estaban quitando bombas de gas mostaza sin siquiera un plan de escape de emergencia," dijo Bradshaw. "Esto es criminal."

Isla Saint Lawrence, Alaska: Barriles Abandonados, Responsabilidad Abandonada

Annie Alowa murió el año pasado. Fue la decimocuarta persona de su pueblo que sucumbió al cáncer. Una foto de esta prestadora de servicios de salud nativo-americana parada entre miles de barriles abandonados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en las Islas Aleucianas, habla de una historia de contaminación y abandono. La Sra. Alowa, una anciana Yu'pik de la comunidad de Savoonga, prestó servicios de salud en su pueblo por 25 años. Ella hizo campaña para que los militares sanearan el área que tanto contaminaron en Cabo Noreste, junto a la costa del Mar Bering en la Isla de Saint Lawrence.

La contaminación de esta área, gracias a las operaciones militares, es extensa. Los ancianos del pueblo de Savoonga recuerdan que el arroyo cercano a su pueblo alguna vez fue uno de los arroyos más ricos en peces en la Isla de Saint Lawrence. Pero que en los últimos 30 años se ha convertido en un yermo desde que los militares comenzaron a envenenarlo.

"Se percibe Alaska como remoto," dijo Janet Daniels, portavoz del Alaska Community Action on Toxics (Grupo de Acción Comunitaria para Tóxicos en Alaska.) "Las pequeñas y aisladas comunidades, con sus pequeñas poblaciones, no tienen el poder político para resistir la intrusión, o para obligar a que saneen debidamente.

Antes de que los militares ocuparan Cabo Noreste, había gente que tenía campos de pesca y caza o que vivían allí todo el año. En un radio de 23 Km2, ingenieros del ejército han identificado por lo menos 23 sitios contaminados que requieren investigación ambiental y saneamiento. Dentro de la contaminación identificada hay 220,000 Gal. de combustible derramado, disolventes, metales pesados, asbesto y PBC. Un contratista militar calculó que uno de los tiraderos tiene más de 29,500 barriles enterrados. Los militares dejaron varios otros tiraderos de barriles, basureros subterráneos y complejos de edificios extensamente contaminados por combustibles y químicas.

"La misma gente que invirtió tanto tiempo, energía y dinero para prepararse para defender a los ciudadanos, es exactamente la misma gente sin previsión que ha contaminado fuentes de comida y agua de muchas comunidades nativas causándoles efectos nocivos a la salud a largo plazo y enfermedades terminales," dijo Daniels. "El Departamento de la Defensa debe de ser responsabilizado por sus actos."

San Antonio, Texas: ¿Viola los Derechos Civiles la Contaminación que origina la Fuerza Aérea?

Cuando miembros del Equipo Pro Salud de la Comunidad encuestaron hogares en North Kelly Gardens, una comunidad de San Antonio, Texas, en su mayoría latina, los resultados fueron asombrosos. El 91% de los adultos y el 79% de los niños encuestados padecían múltiples enfermedades. Los residentes padecían altos índices de desórdenes neurológicos, problemas respiratorios y altos niveles de plomo en la sangre.

Muchos señalaron a la cercana Base de La Fuerza Aérea Kelly como la posible fuente. Una nube de contaminación tóxica se extiende 6 Km más allá de la base y cubre 20,000 hogares en North Kelly Gardens y en otras comunidades vecinas. Otros lugares tóxicos incluyen fosos sin recubrimientos utilizados como tiraderos de sedimentos de desecho del proceso de chapeado con cromo y depósitos radioactivos de bajo nivel. La Base de la Fuerza Aérea Kelly también es una gran fuente de contaminación del aire en San Antonio, debido al gran número de instalaciones militares industriales que operan en la base y que emiten más de 453,000 kilos de contaminantes volátiles al año.

El Sindicato de Trabajadores Públicos del Sudoeste presentó una querella relacionada con el Artículo VI, alegando que la contaminación de los vecindarios latinos aledaños a la Base Aérea Kelly viola los derechos civiles de los residentes. El sindicato ha instituido un programa de entrenamiento para los organizadores jóvenes y concluyó su propia encuesta de salud a la comunidad para así concienciar a la población sobre los riesgos de salud que corren debido a la contaminación que origina la Base Aérea Kelly.

San Diego, CA: La Marina Impacta a los Vecinos

Marilyn Field desconocía la verdadera índole de sus "vecinos" cuando se jubiló y se fue a vivir a Coronado en 1995. De lo que ella se ha enterado desde ese entonces la mantienen luchando por su salud y su seguridad todos los días.

San Diego es la morada del complejo militar más grande del mundo, el cual está creciendo y se está haciendo más peligroso. La Marina ocupa 181,000 acres del condado de San Diego que incluyen ocho bases, 120 puestos de comando y más de una tercera parte de la Flota del Pacífico. En el pasado, la Marina fue responsable por bombas en playas locales y por 100 tiraderos de desechos tóxicos. Ahora, vienen en camino a la Bahía de San Diego 6 reactores nucleares más (entre ellos, dos a bordo de portaaviones de la Marina), aumentando las emisiones de contaminantes volátiles en cientos de toneladas y creando nuevos depósitos para deshechos radioactivos.

Al trabajar con activistas como la Sra. Field, EHC lucha por obtener la protección adecuada en caso de algún accidente. Se han documentado catorce descargas accidentales de radiación relacionadas con los reactores de la Marina. La Marina ha descargado agua refrigerante radioactiva en la Bahía de San Diego y hace algún tiempo, investigadores encontraron concentraciones de cesio-137 radiactivo hasta 10 veces más altas cerca de bases con buques nucleares atracados, a comparación de los antecedentes obtenidos. Además, los sistemas de seguridad de los reactores de la Marina dependen más de sistemas de operación manuales que los reactores comerciales, haciéndolos más susceptibles a errores humanos.

"Si hoy mismo hubiera una descarga radioactiva en mi vecindario, no habría manera de notificar ni a los residentes de San Diego ni a otras comunidades pegadas a la bahía, como Imperial Beach," informó la Sra. Field. "No hay planes de evacuación, ni sirenas y nunca se han hecho esfuerzos por educar a la comunidad."

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